La misteriosa calle San Luis.

          Hoy volvemos a tener otra ocasión para dirigirnos hacia el denominado Casco Antiguo sevillano y así poder conocer la historia, tanto la conocida como la oculta, de la calle por la que vamos a pasear y que, como han leído, se trata de la calle  San Luis.  Será un trayecto de poco más de 700m., pero largo en el devenir de esta Sevilla llena de anécdotas y misterios.

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Vista exterior de la cúpula y torres de la Iglesia de San Luis de los Franceses. (Fondo Meyer. Fototeca US).

Para entender la estructura de esta vía, ya mencionada cuando hablamos de los diferentes cementerios que ha habido en esta ciudad, hay que recordar que su historia se remonta a la época romana, siendo un camino en los extramuros de Híspalis  que entraba a través de la puerta que se ubicaría en la zona de Santa Catalina para seguir adentrándose hasta la zona del foro, cercano a la actual Alfalfa. Debido a este trayecto del pasado romano, las calles Bustos Tavera, Alhóndiga, Cabeza del Rey Don Pedro y Abades forman el eje del antiguo Cardus Maximus (Norte-Sur). Motivo por el que a ambos lados de aquella calzada exterior, proliferaron las típicas aras funerarias junto a los caminos, como también ocurrió en otras zonas como San Bernardo o la Carretera de Carmona. Precisamente uno de estos enterramientos familiares apareció en un solar, allá por la década de 1980, cuando los investigadores José Luis Hermida y Daniel Ortiz se toparon con una inscripción en latín que rezaba «No turbar la paz de este lugar», lo cual parece una advertencia de los hechos que en esta parte de la ciudad han ido ocurriendo.

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Iglesia de San Luis y el hospicio hacia la década de 1860. (Luis Masson).

Ya con la ampliación de las murallas en la etapa almohade, esta futura calle quedó dentro de la zona norte, en la que durante siglos abundaron los solares ocupados por huertas que rellenaran aquel espacio nuevo. Es entonces, tras la Reconquista cristiana, cuando comenzamos a tener referencias sobre sus diferentes denominaciones, ya que desde inicios del s. XIV hasta entrado el s. XVI, se la conoce como c/ Maestra o Maestra de San Marcos. Posteriormente, se llamó c/ Real por ser el trayecto oficial de acceso para diferentes reyes provenientes del norte castellano, entre ellos los Reyes Católicos. Es cierto que el tramo de cada parroquia solía recibir el añadido de la misma, es decir, c/ Real de San Marcos, de Santa Marina o de San Gil, e incluso de la Macarena, de hecho a veces también se nombra como Ancha de la Macarena o además como la calle que va a los Quatro Cantillos, que es el área actual del Pumarejo. Llegado el s. XVII se divide en dos, Real de San Gil y Real de Santa Marina, hasta que en 1845 se cambiaron por c/ Perafán de Rivera, dado que el adelantado de Andalucía mantuvo sus casas en la zona hasta el s. XV, y c/ San Luis, en relación a la iglesia del noviciado jesuita, levantado sobre las casas cedidas por el noble. Finalmente en 1868, se unificó toda bajo este mismo nombre, hasta hoy.

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Parroquia de San Gil, en la plaza de igual nombre, la confluencia con el final de la c/ San Luis. (Sevilla Legendaria, 2017).

Hemos visto que las diferentes parroquias o barrios han sido otra de las singularidades de esta calle, siempre delimitada por los ejemplos del arte gótico-mudéjar, o sea San Marcos, Santa Marina y San Gil,  y situada entre ellas, todo un catálogo barroco en la recientemente restaurada San Luis, perteneciente a la Diputación de Sevilla, y el neobarroco de la Basílica de la Macarena, además de ser frontera entre el barrio de San Julián y el de la Feria y columna vertebral del que fuera el conocido como «Moscú sevillano«, hogar de la Tertulia Federal.

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Iglesia de Santa Marina, es de las más antiguas de la ciudad (hacia 1265) y de las más castigadas por terremotos, los incendios de 1864,1936 y 1981 y otros actos vandálicos recientes. (Sevilla Legendaria, 2017).

Ahora nos centraremos en el sector que vemos en la siguiente imagen, frente a Santa Marina, el antiguo hospicio, que albergó el Centro Andaluz de Teatro, junto a la iglesia de San Luis, y bajo ellos una cripta en la que aparecieron más de treinta cuerpos. A continuación el colegio de La Salle – La Purísima y junto a éste, el polideportivo sobre el «solar maldito» mencionado anteriormente, donde entre el s. XV y 1840 estuvo el Hospital Real de San Cosme y San Damián, más conocido por Hospital de los Inocentes, de ahí el nombre de esa otra calle, o Casa de los Locos. También entre el s. XV y comienzos del s. XIX se ubicó, en la otra acera, la Casa de los Niños de la Doctrina, que el ayuntamiento edificó para el cuidado de niños expósitos.

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Vista aérea del tramo de c/ San Luis entre Santa Marina, la antigua iglesia de San Luis, el colegio de La Salle y el polémico solar en el que  está el polideportivo junto a la c/ Inocentes. (Bing Maps).

En dicha zona es donde más hechos trágicos han ocurrido. Desde la década de los 90, se han dado casos de personas que terminaron con sus vidas de forma violenta, envueltos en profundas depresiones. El caso de Manuel Cantelar fue bastante violento, ya que este vecino de la cercana c/ Mercurio se estampó literalmente un machete en su pecho contra la pared de su casa, ya que según sus allegados no soportaba la idea de que unos entes luminiscentes que aparecían por las noches en dicho solar acabaran con él. Otro vecino acabó ahorcándose agobiado por el griterío que formaban los niños del hospicio, que incluso le golpeaban en sus ventanas, algo difícil teniendo en cuenta que llevaba cerrado décadas. Numerosos testigos de cosas insólitas para la razón humana, como los obreros que padecieron en el fatídico terreno la desaparición de herramientas o su aparición apiladas de forma estratégica durante la noche, cuando se encontraban en un arcón bajo llave y colgado en altura por la grúa de la obra. Fueron noches intensas para los vigilantes de seguridad, que incrédulos veían como los perros se atemorizaban y ellos aún más ante el oído de voces, llevando a algunos a la baja por enfermedad y a negarse a pisar más aquel lugar, al igual que los compañeros que vigilaban el CAT, como relataron algunos a la revista Año Cero. También el investigador local José Manuel García Bautista sufrió repentinas fiebres y visiones que le repetían «es sólo un aviso» cuando trabajaba en una conexión radiofónica del programa Milenio 3 de Iker Jiménez, y cual fue su sorpresa al descubrir por fotos que a quién había visto no era otro que al propio Manuel Cantelar. Psicofonías, sombras, puertas que se abren, balones que juegan por sí mismos, frías temperaturas, son experiencias vividas por personas en estos edificios, incluidos la cripta y el actual recinto deportivo, y que cubren con ese halo de misterio toda esta calle, en la que también encontraron «el cadáver del baúl», un vecino desaparecido hasta que su cuerpo apareció en el interior de un baúl de su casa y algo más reciente, el caso de un ciudadano francés abatido a tiros en esta vía sin motivo aparente.

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Vista panorámica del interior de la cripta de San Luis de los Franceses. (www.conocemiciudad.com).

Y para finalizar os dejamos con otros vecinos que también pasaron por esta singular calle sevillana, ya que según la tradición, aquí vivió doña María de Padilla, también fueron famosos los discursos del loco Amaro mientras estuvo en el hospital. Además del pintor Andrés Melchor de Sarabia, el escultor Bernardo Ruiz de Gijón, de ahí la calle, y el músico y compositor Fernando Palatín. Esperemos que ellos puedan servirles de pacíficos guías por las historias que nos depara el callejero de nuestra Sevilla Legendaria.

J.M.

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