También conocido por Torreblanca, a secas. Pero ése es realmente su nombre completo, el más largo de todos los topónimos que identifican los diferentes barrios de esta ciudad, y que además tiene carácter. Hoy nos adentramos en la historia de este vecindario hecho a si mismo.

Si miramos la imagen superior, la torre aparecería al fondo en las casas de la izquierda, entre la señal y el árbol. Actualmente ya no existen ni torre ni acueducto como tal, más que en el nombre, pero la conjunción de ambos fue la génesis de este barrio nacido al este del término municipal de Sevilla, mucho antes de que el propio crecimiento de la ciudad amortiguara un poco esa sensación de lejanía urbana.

En este plano están marcados algunos detalles a tener en cuenta para conocer la historia de este lugar, que se inicia en época romana, algo que comentamos durante la ruta de la pasada Noche en Blanco. La actual vecina población de Alcalá de Guadaíra es el origen del acueducto que pasaba por este punto en su camino de abastecimiento a la antigua Híspalis. Aquí se cruzaban la antigua Vía Heráclea, proveniente del Levante hacia la urbe hispalense y que ya vimos en La Florida, con la afamada Vía Augusta, que tras partir de Gades pasaba por Orippo y cruzaba el río Guadaíra en el Puente Horadada, del que escribimos recientemente, para buscar la importante ciudad de Carmo. Parece ser que en dicho cruce se asentó una posada junto a estas calzadas que se dirigían a Roma, de hecho en el apartado de protección arqueológica del PGOU se recoge la existencia de restos de villæ en haciendas cercanas como la del Rosario, la Caridad o Benaburque y de necrópolis bajo el IES Torreblanca y Santa Bárbara.

Es en época musulmana cuando, la ya por entonces, Isbiliya vive una gran transformación expansiva y constructiva con la ampliación de la cerca, la adaptación de aquellas villas romanas en alquerías y huertas de extramuros, la creación de la nueva mezquita aljama mayor o palacios como el de la Buhaira como alguno ejemplos. Pero en relación a este barrio tenemos la reconstrucción de Los Caños de Carmona, que fue contemporánea a la edificación de diferentes molinos en su recorrido y en el curso del río Guadaíra, construcciones que contaban con torres defensivas como así ocurrió con el molino que aquí se edificó, que además seguía siendo puesto vigía de los caminos y del curso del agua. Situación que mantuvieron los castellanos tras la Reconquista, con sus correspondientes reparaciones a lo largo de estos siglos.

Y es que antes vimos como ya el agua iba circulando en superficie desde la antigua Hacienda La Red y, vemos ahora que pocos metros después del Molino de Torreblanca, otra acequia distribuía agua a molinos como el de Jara, el Pico o el de Sabayuela, entre otros, y a las haciendas de Hernán Cebolla y Buena Esperanza, hasta llegar al Templete de la Cruz del Campo. Este tramo, aproximadamente a través de las actuales avenidas de las Ciencias, Alcalde Luis Uruñuela y Montesierra, es el germen de la expansión de la ciudad en la zona este desde la propia Torreblanca de los Caños.

Así llegamos al pasado s. XX, durante el cual se irá configurando el actual vecindario junto a la torre, una venta-posada, algún almacén y las haciendas más próximas, bajo la guía de la carretera y la Cañada Real de Pero Mingo. Entre las décadas de 1940 – 1960 se llevó a cabo la construcción del Canal de riego del Bajo Guadalquivir o Canal de los Presos, ya que fueron presos políticos del franquismo la mano de obra de esta canalización. Esta obra también ha vertebrado al barrio con la llegada de los familiares de dichos presos que se establecieron aquí, al igual que en Bellavista y otras zonas de su recorrido. También fue en 1961 cuando Sevilla sufrió su última gran inundación, la del Tamarguillo, tras la cual numerosas familias de las áreas más afectadas fueron realojadas en diferentes nuevos puntos de la ciudad, entre ellos Torreblanca, que una década antes ya había visto desaparecer el emblema defensivo que le da nombre, al igual que el acueducto, que también dejó su huella en la zona de Las Lumbreras.

A pesar de sus problemas, necesidades y dificultades, como desgraciadamente ocurre en muchos barrios de Sevilla, Torreblanca ha seguido creciendo, al igual que sus zonas colindantes, y aunque apartado del casco histórico, sí está más integrado que en décadas anteriores en las que la etiqueta de “extrarradio marginal” se le aplicó por gobernantes y sociedad de forma excesivamente generalizada. Hoy en día cuenta con su velá, una cofradía de vísperas y hasta una romería, además del recuerdo de su historia en su propio nombre: Torreblanca de los Caños, que curiosamente no es la única torre con dicho color en esta Sevilla Legendaria, pero ya las descubriremos en otra ocasión.
J.M.
Mi infancia gran parte la pasé en Torreblaca y la recuerdo feliz y con mucho cariño . Las casas se fueron creando por las personas muchas de ellas trabajaban en Persan …también recuerdo los Gallegos fábrica de aceites y otras empresas. Mi tío Tejada era muy querido , por su generosidad, con las personas que se quedaban en paro, no podía ver que ningún niño o niña se quedara si comer. Todos los niños y niñas nuestra única preocupación era jugar y meternos en el canal , recibí mucho cariño y afecto de ahí mis recuerdos. Sentí mucho cuando me entere que se hicieron unos pisos y metieron allí todo tipo de gentes, de diferentes chabolas de Madrid, ya nada fue igual según me comentaron, las puertas dejaron de estar abiertas solo protegidas por cortinas para impedir las moscas y mosquitos.Todo lo que sea mejor y sus vecinos es para mí muy satisfactorio . Hubo muy buenos empresarios entre ellos mi querido amigo años después dueño de Persan Eustasio , fue el primer empresario que dio becas para que los hijos de los trabajadorxs pudieran estudiar, los Gallegos también…. Mi cariño y respeto para esas personas que me acompañaron en mi infancia . Gracias Torreblanca a sus buenas gentes