Hoy vamos a recordar a uno de los emperadores más importantes de la antigua Roma y que además guarda una estrecha relación con la ciudad vecina de Híspalis, Itálica, en la actual Santiponce. Se trata de Publio Elio Adriano, el que fuera máximo dirigente del imperio romano entre los años 117 al 138, etapa por la que fue nombrado como “Imperator Caesar Divi Traiani filius Traianus Hadrianus Augustus”, pasando a ser deificado tras su muerte como “Divus Hadrianus” y nombrado como “Titán de la Antigüedad” por el Museo Británico desde 2008.

Personaje histórico tan reconocido como enigmático, incluso para saber que nació el 24 de enero del año 76, pero no si fue en la ciudad de Roma o probablemente en la propia Itálica. Si es cierto que lo hizo en el seno de una familia originaria de la región del Piceno y acomodada, gracias al comercio de aceite, producto muy valorado en el imperio y en especial el proveniente de la Bætica, pero quedó huérfano a los 8 años, por lo que pasó a la tutela de su tío segundo por parte materna, Marco Ulpio Trajano, quien años después se convirtió en el primer emperador de origen hispánico y su antecesor, pues no fue hasta poco antes de su muerte cuando nombró heredero a su sobrino.

Ambos, tío y sobrino, formaron parte de la dinastía conocida como los Antoninos, la de “los cinco emperadores buenos” según Maquiavelo y más recientemente renombrada como la dinastía Ulpio-Aelia. Por ello, se le considera el segundo emperador originario de Hispania, de ahí que le afearan su acento en Roma, cuyo Senado no destacaba por una buena relación con él. Según los escritos históricos de autores romanos, también tuvo enfrentamientos con su propio tío, al parecer, motivados por los celos de los efebos, y es que los dos compartieron el gusto por la cultura y filosofía helenística, incluido el sometimiento a estos adolescentes, destacando la relación más que amistosa con el joven Antínoo, conocida públicamente y que tras la muerte del mismo fue deificado por el propio Adriano, que a su vez estaba casado desde el año 100 con su prima lejana Vibia Sabina, en un matrimonio marcado como infeliz, infiel por ambas partes, sin descendencia y que duró hasta la muerte de ella en el 137, un año antes que la del emperador, el 10 de julio de 138 a los 62 años. Meses antes también falleció el que iba a ser su sucesor, Lucio Aelio Vero, por lo que finalmente adoptó antes de morir a Antonino Pío con la condición de que éste a su vez hiciera lo propio con Lucio Vero, hijo de Lucio, y con Marco Aurelio, sobrino de su esposa.

Considerado como el emperador viajero, pues se desplazó más a lo largo y ancho del imperio con el fin de mantener sus fronteras que con el próposito militar de ampliarlo, ya que no tuvo un mandato especialmente bélico. Sí destacó su estima por la ciudad griega de Olimpia y también evidentemente por Itálica, la cual creció considerablemente durante los gobiernos de Trajano y del propio Adriano. Por eso, no es extraño que tanto en Santiponce, como en Sevilla y en otras poblaciones de la provincia, tenga dedicada una calle en su memoria, esa que hemos querido rememorar en esta Sevilla Legendaria.
J.M.
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