La Fuente del Arzobispo.

          Seguimos en el estío sevillano y por ello volvemos a refrescarnos, al igual que en la Playa de María Trifulca de nuestra última publicación. Pero ahora lo haremos calmando nuestra sed bebiendo un poco de la que en su día decían que era una de las mejores aguas que podían beberse en esta ciudad. Así que vamos a pasear una vez más por las calles de Sevilla para hacer nuestro particular viaje al pasado y conocer un poco más la historia de este afamado manantial llamado la Fuente del Arzobispo.

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Plano de La Fuente del Arzobispo en 1765. (Fototeca Universidad de Sevilla, Antonio Palau 1956).

Para ubicarnos en este plano, que pueden ampliar aunque perderá nitidez, tienen a su derecha los puntos A, B y C como los manantiales de los que brotaba el agua y sus canalizaciones hacia el punto 1, que aparece como el depósito general de agua y ya más adelante la propia fuente en el punto 2 y un puente que atraviesa un arroyo con el nombre de Repudio en el punto 3, además de una laguna en el punto 4.  Ese puente figura en otros planos antiguos de la ciudad como la Alcantarilla de la Fuente del Arzobispo, sobre el arroyo Tagarete o Miraflores que llega a Sevilla proveniente de la comarca de Los Alcores, lo cual nos da una pista sobre la calidad del agua, ya que comparte su origen con el otro punto de abastecimiento que tenía la ciudad, los Caños de Carmona. Pues toda esta zona correspondería a la confluencia del final de la Carretera de Carmona y las actuales calles Baltasar de Alcázar (prolongación de la calle Arroyo-Tharsis, por el curso del Tagarete), Hespérides, Gramil y avenida de las Asociaciones de Vecinos, por lo que ha sido sustancial el cambio de un puente sobre un arroyo por otro sobre las vías del ferrocarril y de un paisaje silvestre por un nudo enrevesado de calles y numerosos semáforos descoordinados que colapsan más a los coches que pasan desconocedores de lo que un día hubo bajo sus ruedas. Al otro lado de la imagen, tras ver todo el trayecto de las cañerías numeradas con el 5, llegaríamos al punto 6 que figura como Fuente de Córdova y el 7 como Muros de la Ziudad, lo cual nos indica que era una fuente situada junto a la Puerta de Córdoba, en la antigua muralla de la ciudad y frente al Convento de Capuchinos, que ya había sido fundado en 1627 sobre la antigua Ermita de las Santas Justa y Rufina, y era uno de los conventos a los que proveía de agua.

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Zona aproximada en la que se ubicaba la Fuente del Arzobispo. (Bing Maps, 2012).

La existencia de este manantial es antiquísima, en una zona catalogada como yacimiento arqueológico en conservación preventiva. Más aún tras las labores de Candau en el s. XIX y de Collantes en el s. XX, en las que aparecieron objetos de sílex y quedó ya definida el área de un asentamiento en la Edad del Cobre, aunque desgraciadamente en la actualidad es imposible apreciar algún detalle del mismo a simple vista sobre el terreno. Es tras la reconquista de la ciudad por parte del rey Fernando III de Castilla, cuando este paraje fue donado a su confesor y Obispo de Segovia, Raimundo de Losana, conocido en Sevilla como el Arzobispo Don Remondo, que cuenta con una calle de triste recuerdo en un lateral del Palacio Arzobispal y la estatua que vemos en la imagen, mirando hacia el Hotel Inglaterra. Así que ya conocemos al clérigo que hace referencia el nombre de esta fuente, situada en esos terrenos que fueron de su propiedad, aunque posteriormente pasaron a propiedad municipal y finalmente ya privada en los últimos años de existencia que tuvo y de la cual no hay placa ni calle que nos recuerde el manantial que allí hubo y que, en su medida, tuvo importancia en aquella Sevilla.

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Estatua del Arzobispo Don Remondo en un lateral del monumento al Rey San Fernando en la Plaza Nueva de Sevilla. (Galván, 2008. Sevillapedia – Wikipedia).

Decíamos al comienzo que era de calidad muy apreciada y conocida por las diferentes culturas que hubo en la ciudad, pero sin embargo no es hasta 1574 cuando se construyó un depósito, un abrevadero y se inició también la arcada que veíamos al inicio como llegaba hasta la Puerta de Córdoba, en un barrio de San Julián repleto de huertas por entonces. A continuación, vemos el discurrir por intramuros de las cañerías tanto viejas como nuevas en el s.XVIII. De este modo iban apareciendo fuentes en el viario, suministrando al Convento del Valle, la plaza de Santa Lucía y el Convento de San Basilio hasta llegar a su principal objetivo, que era surtir las fuentes de la Alameda de Hércules, de construcción contemporánea a estas conducciones, y desde donde un nuevo depósito seguía enviando agua a las plazas del Duque, San Lorenzo y San Vicente, para culminar en las fuentes de la Puerta Real y la Puerta Triana, más algún palacete cuyos dueños podían costearse el líquido, pues para muchos ciudadanos era difícil poder pagar su precio cuando los aguadores con licencia municipal la traían desde el manantial.

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Plano de las cañerías de la Fuente del Arzobispo por la ciudad. (Anónimo, s.XVIII. Archivo Histórico Municipal).

Pero la urbe siguió su evolución y unos siglos después se encontró con la llegada del ferrocarril, que entró con fuerza en una ciudad que veía como caían partes de sus muros y puertas, además de algunos pagos y huertas de extramuros. Igual sucedió con la Fuente del Arzobispo, que tras pasar a manos privadas en un último intento por mantenerla en funcionamiento, no pudo soportar la construcción de las vías a través de sus parajes. Su agua, tan valorada antaño, se convirtió en otra de mala calidad que hizo perder el interés de los sevillanos por la misma, sucumbiendo allá por el año 1874, fecha en la que comenzó a ir deteriorándose en el olvido hasta ser una construcción en ruina de la que ya nos queda únicamente su recuerdo.

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La zona de la Fuente del Arzobispo en el centro, hacia 1977. (Vuelo Fotogramétrico Analógico Años 1977-1983. IECA).

Tras la tristemente famosa riada del Tamarguillo en 1961 y más de un siglo después,  en 1977, ese espacio mostraba el aspecto de la imagen superior. Cruzado por carreteras, el ferrocarril ampliándose entre los polígonos industriales y barrios como San Pablo, La Corza o Las Naciones y aún no estaba el Parque de Miraflores, un lugar de esta Sevilla Legendaria con haciendas, huertas y norias, y por el que pasearemos en otro momento.

J.M.

8 comentarios sobre “La Fuente del Arzobispo.”

  1. Muy interesante. Si fue un manantial que ahora no mana, el agua debe estar en algún punto y no surge al exterior por falta de apertura. Sería interesante conocer las propiedades de esas aguas, por si pudieran ser salutíferas.

  2. Gracias Mª Luisa. La verdad es que difícilmente puede averiguarse algo en una zona que ha sufrido tanto cambio con la construcción de las vías ferroviarias, carreteras, el polígono industrial y el Parque de Miraflores, en el que sí existe un recuerdo fluvial del arroyo Tagarete. En definitiva, una zona muy controlada por las diferentes obras de Emasesa para evitar las temidas inundaciones del pasado. Un saludo.

  3. Después de mucho buscar he encontrado una aproximación de la Fuente del Arzobispo. Ésta se halla en las coordenadas 37º24'15.628\»N 5º57'42.6798\»W.Estás coordenadas están ubicadas al principio del pol. Store (entrando por la ctra. Carmona), pasando la gasolinera (c/ gramil). Tiene una tolerancia de error de 200 metros.

  4. Hola Manuel. Las coordenadas que comenta se encuentran fuera del espacio que el Ayuntamiento de Sevilla tiene acotado como yacimiento arqueológico de la Fuente del Arzobispo en el catálogo arqueológico del PGOU, aunque lo fechan en la Edad del Cobre. Si bien es cierto que dicha ubicación se encuentra dentro de esos 200m de tolerancia de error, por lo que resulta muy próxima. Por curiosidad, se supone que ese resultado es al trasladar las mediciones de varas castellanas, ¿no es así? Un saludo.

  5. Buenas tardes, ante todo, muchas gracias por esta estupenda entrada. Lo cierto es que estoy buscando información de la Fuente del Arzobispo y se me hace muy extraño que, de una fuente que tuvo tanta importancia para Sevilla, no haya quedado ningún grabado, dibujo o pintura que nos mostrara como era. Por más que busco, no encuentro nada que me permita hacerme una idea de esta fuente, solo algunos mapas, donde se visualizan los manantiales que la abastecían, y el trazado de la conducción con sus arcas de agua, del que tampoco se sabe mucho (imagino que sería de tubería de plomo, pero me parecen muchas arcas de agua para este trazado si fuera canalizado por tubería, sería más lógico que fuera un acueducto, cerrado, tipo acequia donde ya sería más importante contar con numerosas arcas de agua para el mantenimiento de la misma evitando tener que abrir una zanja desde el exterior.

    Por otro lado, también he leído que abastecía muchas fuentes de Sevilla, empezando por la del Hospital de las 5 llagas, un gran pilar abrevadero, pero también otras como, incluso, la Fuente de la Encarnación (que en otros lados leo que su traída de aguas era desde Los Caños de Carmona o el Acueducto de Sevilla).

    Por último, a mí la localización que me aparece de la fuente está más cerca de lo que habéis indicado que de las coordenadas que se han aportado en el 2019, en concreto, justo en el arbolado que aparece en vuestra captura, abajo de la rotonda que ahora parece ser un parque para perros. Hoy en día averiguar estas cosas no es complicado, podemos usar Iberpix y comparar dos mapas que aparecen geolocalizadas en el mismo punto. En un lado, el mapa histórico de 1918, donde aparece perfectamente definida la fuente con su icono correspondiente a tal elemento. En el otro, la vista satelital actual.

    Personalmente, me interesa saber de dónde venía su agua porque, a pesar de que se indica que los manantiales estaban los tres cerca de la fuente, en un sitio llano como es ese no parece lógico que broten, sin más. He leído también que las aguas de la fuente del Arzobispo venían de la Fuente de La Albarrana, situada algo más al norte (actualmente en el parque Miraflores), pero tampoco me cuadra mucho con unos manantiales en zonas llanas, por eso tengo la sensación de que, en Miraflores, quizás lo que vemos no era más que un depósito de aguas, incluso un decantador, que recogía las aguas de otras traídas, presumiblemente de Los Alcores, no descartando tampoco épocas más antiguas.

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