Gumersindo Díaz por la provincia de Sevilla.

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          Tras pasear por Sevilla, gracias a las obras de Gumersindo Díaz Pérez, volvemos a caminar pero atravesando diferentes puntos de la provincia sevillana. Al igual que en el anterior paseo, el artista romántico Richard Ford realizó algunas etapas parecidas y también nuevamente su colega escocés, David Roberts.

Retrato de Gumersindo Díaz, obra de Manuel Moreno en 1953, perteneciente al Museo de Bellas Artes de Sevilla. (Universidad de Sevilla).

Comentada la llegada del artista ovetense a Sevilla en la década de 1850, posiblemente a finales, se da la circunstancia de que los censos de población de Sevilla y los archivos parroquiales aportan información al respecto, ya que figura en pleno barrio del Arenal, concretamente en la c/ Rositas nº 4, hoy renombrada Adolfo Cuéllar, junto al Molviedro. Allí reside el matrimonio formado por Gumersindo Díaz y Mª Dolores Infante, que dio a luz su primer hijo en 1860, Gumersindo. Luego viven en el Paseo de Colón, allí nacen Filomena, en 1862, y G. Fernando Jorge en 1864. Posteriormente, en la antigua c/ Palmas que hoy es Jesús del Gran Poder, nace Fco. de Asís Marcial y ya en 1875, establecidos en el Palacio de las Dueñas, nace Pascual Rafael Perpetúo.

La Puebla de los Infantes, obra de G. Díaz hacia 1867-69. (Universidad de Sevilla).

Iniciamos esta vuelta por la provincia con esta vista de una de las poblaciones más alejadas de la ciudad, el municipio de La Puebla de los Infantes, del que era natural su esposa Mª Dolores Infante Díaz.  Pasamos del norte de la Vega al sur de La Campiña para llegar a Marchena, en cuya muralla encontramos este famoso Arco de la Rosa.

Antigua Puerta de Carmona, hoy Arco de la Rosa, en la Muralla de Marchena, dibujo de G. Díaz en 1869. (Comisión de Monumentos – Fotos y postales antiguas de Sevilla).

Siguiendo este itinerario a su paso por La Campiña, el autor nos traslada hasta Utrera, tierra de flamenco y del toro bravo, cuyo castillo vemos a continuación.

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Castillo de Utrera, obra de G. Díaz hacia 1867-69. (Universidad de Sevilla).

En este camino, nos desplazamos a Dos Hermanas ya que el territorio nazareno se conformó de sus abundantes haciendas y precisamente una de ellas, la actual Nueva Florida, por entonces  del Marqués de Campo-Ameno, es la que observamos aquí .

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Hacienda del Marqués de Campo-Ameno, término de Dos Hermanas, dibujo de G. Díaz en 1865. (Colección Particular – STOCK PHOTO).

También junto a la AP-4, pero a 1 km de la anterior y separada por el Arroyo San Juan, lo que la ubica en el término de Alcalá de Guadaíra, a pesar de que el autor creyó en Dos Hermanas, se sitúa esta Hacienda de Seisa o Claverot.

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Hacienda de Seisa, término de Alcalá de Guadaíra, dibujo de G. Díaz en 1865. (Colección Particular – STOCK PHOTO).

El artista también dejó otras estampas del municipio panadero, entre ellas algunas del Castillo de Alcalá como la vista siguiente.

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Castillo de Alcalá de Guadaíra, dibujo de G. Díaz en 1869. (Archivo de la Comisión de Monumentos Histórico-Artísticos de la Provincia de Sevilla).

O también de los afamados molinos harineros que se disponían a través del Río Guadaíra, algunos ya vimos que en Sevilla. Éste es el caso del Molino de Las Aceñas, aún en pie y próximo a la zona de Santa Lucía.

 

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Molino de Las Aceñas del Guadaíra, obra de G. Díaz hacia 1867-69. (Universidad de Sevilla).

Cruzamos ahora el Río Guadalquivir para llegar a Santiponce, allí está el Conjunto Arqueológico de Itálica, del que el pintor ovetense nos dejó muestras como esta Galería del Anfiteatro y la siguiente de unas termas, quizá las menores.

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Galería del Anfiteatro de Itálica, dibujo de G. Díaz hacia 1865. (Colección Particular – STOCK PHOTO).

 

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Termas de Itálica, obra de G. Díaz hacia 1867-69. (Universidad de Sevilla).

Y para ir culminando, subimos a la importante comarca Aljarafe para encontrar la entrada de unos dólmenes de Castilleja de Guzmán, aunque no es descartable que sea el cercano Dolmen de La Pastora o el de Matarrubilla, de la colindante Valencina de la Concepción.

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Entrada dólmenes de Castilleja de Guzmán, dibujo de G. Díaz en 1869. (ACMHPS).

Ya comentamos en redes sociales, que nuestro protagonista dejó ejemplos hasta de Sanlúcar la Mayor, y también marcó huella en su primogénito que parece ser que siguió los pasos de su padre. El artista finalmente falleció en nuestra ciudad en 1891, con la curiosa y a veces habitual circunstancia de tener buena reputación en sus obras pero no poder vivir cómodamente de las mismas, que alcanzan un mayor valor de manera póstuma. Sirvan estas rutas por nuestra Sevilla Legendaria a modo de homenaje para Gumersindo Díaz, otro enamorado de Sevilla.

J. M.

 

J.M.

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