La Reja del Diablo.

          Este año conmemoramos en esta ciudad el cuarto centenario de nuestro paisano, el genial pintor barroco Esteban Murillo. Pero hoy no nos vamos a dedicar a hablar de él, tan solo nos acercaremos por el actual barrio de Santa Cruz, a la plaza en la que la tradición ha situado siempre la última morada del pintor. Allí buscaremos una peculiar ventana de una de las casas del laberinto de este turístico barrio de la capital, se trata de la Reja del Diablo en la Plaza Alfaro.

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La Plaza Alfaro en una postal del Barrio de Santa Cruz, L. Roisin en la primera mitad del s.XX. (Universidad de Málaga).

Vemos en esta postal la encalada plaza y justo en el centro, bajo el gran ventanal con reja de forja, una ventana rectangular. Esa ventana es la que acaparará la atención en nuestra visita a este rincón de Sevilla, aunque más bien esquina en este caso.

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Rótulo de la Plaza Alfaro. (Sevilla Legendaria, 2017).

Este sitio ya aparece a finales del s. XVI denominado como Plazuela del Obispo Esquilache, pues allí había vivido Alonso Fajardo, que fue canónigo de Sevilla, prelado titular de Esquilache y fundador en 1586 del desparecido Convento de Sta. Justa y Sta. Rufina, vulgo de las Vírgenes. Así figuró en el nomenclátor hispalense hasta finales del s. XVIII, fecha en la que cambia al nombre actual, dedicado al licenciado Francisco de Alfaro, nacido en la casa familiar de esta plaza en 1551. Nuestro paisano destacó principalmente por ser jurista de Indias y publicar las Ordenanzas de Alfaro con las que notificó los abusos sufridos por los indios de la época.

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La Plaza de Alfaro en la obra titulada «Casa de Murillo», dibujo de R. Ford en 1831. (Colección Familia Ford en Londres).

Como vemos en este dibujo de R. Ford, fechado en 1831, aparece dicha plaza con la cruz de mármol todavía en pie, ya que fue derribada en 1840, y aún cerrada en un lateral por la muralla, porque no existían los actuales Jardines de Murillo  sino la Huerta del Retiro y la Huerta de la Alcoba, situadas entre los Reales Alcázares y el arroyo Tagarete. En la casa de la frontal vemos un pequeño pórtico adosado a la torre de la muralla que se abre hacia el Callejón del Agua y que el británico, que no será el único inglés en esta historia, tituló erróneamente «Casa de Murillo», ya que es común ubicarla allí o frente al cercano Convento de las Teresas, pero en la que realmente vivió nuestro famoso pintor sus últimos años fue en una casa de la contigua Plaza de Santa Cruz

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Esquina de la Plaza Alfaro con la c/ Agua en la actualidad, ya sin pórtico. (Sevilla Legendaria, 2017).

Dicha casa no era otra que la Casa de Alfaro y que, habitada también por el Deán López Cepero en el s. XIX, terminó siendo derribada en la década de los 70 para levantar el edificio de apartamentos que vemos en la foto superior, intentando respetar la sintonía con el lugar en la medida de lo posible.

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Fachada de la vivienda nº 1 de la Plaza Alfaro. (Sevilla Legendaria, 2017).

Como decíamos al principio, nos vamos a fijar en una ventana de las muchas que posee la vivienda del nº1 de esta plaza y que hace esquina con la antigua c/ Barrabás, ahora c/ Lope de Rueda, una casa solariega de la época dorada sevillana. Si comparamos la postal del inicio, el dibujo de Richard Ford y la imagen de arriba, observamos que hay un cambio significativo. En el dibujo del hispanista inglés figura una puerta bajo un balcón, mientras que en las otras figuran dos ventanas de menor tamaño y rejas diferentes, una originalidad de cada una de sus ventanas.

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La Reja del Diablo en la ventana inferior. (Sevilla Legendaria, 2016).

Aquí vemos la ventana de abajo, protegida por esta obra de forja conocida por la Reja del Diablo, y a continuación un detalle de la misma para apreciar los nudos de hierro que unen sus barrotes.

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Detalle de los nudos machihembrados de la Reja del Diablo. (Sevilla Legendaria, 2016).

Según relataba el maestro Ocampo en la página de Sevillanadas, se trata de una compleja reja que quizá fue forjada en Úbeda y posteriormente reutilizada en esta casa, ya que el cancel y la portada plateresca de la fachada lateral en la c/ Lope de Rueda sí proceden del Palacio de los Aranda de dicha localidad jienense. Su peculiar nombre se debe a la dificultad para realizarla, puesto que es una reja machihembrada en la cual cada barrote ensarta unos y es ensartada a su vez por otros a través de un punzonado, de ahí que existan pocos ejemplos como ésta repartidos por el mundo. Actualmente muchos otros herreros dicen poder hacerla, aunque obviamente algunos hacen uso de soldaduras y medios que se alejan de la artesanía más pura.

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Vivienda de la Reja del Diablo en la esquina con la c/Lope de Rueda. (Sevilla Legendaria, 2017).

La llegada en 1822 a la ciudad de otro inglés, Charles Pickman, pasó con los años a ser parte de la historia industrial y nobiliaria hispalense. Primero con la creación de la fábrica de loza La Cartuja de Sevilla – Pickman y luego con la concesión del marquesado, de ahí que esta vivienda se conozca como la Casa Palacio de los Marqueses de Pickman. Años después llegó la reforma del barrio de Santa Cruz entre 1911 y 1915 y que trajo las diferentes aperturas en trozos de la muralla, dándole el aspecto actual quizá enfocado para el turismo que empezaría a llegar con la Exposición del 29  y es un año antes cuando dos herreros trianeros presentan en el Certamen Nacional del Trabajo, que se celebró en Bilbao, esta gran obra artesana que obtuvo el premio. Dichos maestros eran Miguel y José Ramón Álvarez, padre e hijo, que se llevaron el secreto a la tumba, haciendo que toda persona que observa esta forja lo tenga por una labor imposible de realizar, por lo que su halo de misterio le ha servido para que perdure bajo ese infernal nombre, en vez del de sus autores, y es que al parecer otro miembro de la familia se la malvendió a los marqueses que la colocaron en esta ventana.

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Vista nocturna de la Plaza Alfaro desde los Jardines de Murillo. (Sevilla Legendaria, 2017).

Admirando la foto de arriba, vemos que sin duda es uno de los rincones más entrañables y a la vez más turísticos que tenemos en esta urbe, e incluso observamos la reformada fuente que lamentablemente está en desuso, y además para finalizar queremos recordar la ópera de Rossini titulada «El barbero de Sevilla«, dado que en este lugar tenía su residencia la muchacha protagonista de la obra, Rosina, a la que Fígaro ayuda en su amor con el Conde de Almaviva. Nos despedimos ya de la Plaza Alfaro y esperamos que hayan disfrutado una vez más de la leyenda, la realidad y las diferentes personas que conforman esta historia de nuestra  Sevilla Legendaria.

(Agradecer los datos ofrecidos por la Familia Álvarez y la investigación de la escritora Inmaculada Mansilla Cejas).

J.M.

9 comentarios sobre “La Reja del Diablo.”

  1. En el siglo XXI nos puede resultar más fácil de realizar y sin dudar de su capacidad para hacerla, hay que comprender que es un oficio artesano que también ha evolucionado y de ahí que en el pasado se nombrara así dicha reja. Un saludo.

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